La gestión del factor humano, esencial para la mejora real de las condiciones de trabajo

El camino que conduce a la prevención auténtica es largo y, por qué no decirlo, complejo. Moverse, avanzar y agitarse hacia su consecución requiere una actitud combativa, de ataque permanente a las causas que provocan los siniestros laborales.

Lo que no sirve es lo contrario: instalarse pasivamente en la rutina del día a día y, como mucho, rogar a los hados para que el fatal momento de la lesión grave o, incluso, del fallecimiento de algún trabajador no llegue al círculo de nuestras obligaciones y consiguientes responsabilidades. Lamentarse ante un accidente de trabajo puede ser útil, si acaso, como un desahogo, como una catarsis. Pero nunca es una solución, no sólo para lo ya ocurrido, sino ni siquiera para lo que fatalmente pudiera sobrevenir.

Sin ningún género de dudas, la consecución de este objetivo pasa por llevar a cabo una gestión efectiva y eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo por parte de quienes tutelan las obligaciones en esta materia, bajo el liderazgo de los niveles directivos de la empresa. Tal gestión ha de focalizarse en tres grandes ámbitos:

  • El dominio de las técnicas de prevención y de la normativa asociada a las mismas.
  • La disposición de los medios humanos, materiales y económicos precisos para aplicar las medidas preventivas que se deban establecer, comprobando su eficacia.
  • El tratamiento adecuado e inteligente -en su vertiente de seguridad y salud- del factor humano que afecta a la totalidad de las personas que conforman la plantilla de la empresa.

El reto de los responsables más directos de la seguridad y salud -situados en los distintos niveles jerárquicos del organigrama de la empresa- es conseguir la integración de todo el personal en torno a la tarea permanente de detectar los riesgos y buscar la forma de eliminarlos o, en el peor de los casos, de minimizarlos y controlarlos.

Para ello es preciso crear y mantener -de forma permanente- “actitudes preventivas” en el conjunto de la empresa y, muy especialmente, en los jefes de producción y de sección, mandos intermedios y trabajadores, que son quienes se encuentran más cerca del riesgo.

Desarrollar y aplicar el último de los tres ámbitos antes mencionados, es decir, la gestión del factor humano, sin duda el menos trabajado -por no decir que prácticamente no ha sido abordado- dentro del amplio catálogo de acciones preventivas que con carácter general se vienen practicando, es un componente fundamental para avanzar con paso firme hacia la prevención verdadera.

 Luis Rosel. Asesor de dirección de G.a-Consultores

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