En los últimos años se viene escuchando cada vez más que para dirigir un equipo de trabajo es recomendable utilizar un estilo de liderazgo basado en la metodología del coaching. Pero nos podemos preguntar: ¿qué es el coaching?, ¿en qué se basa?, ¿qué habilidades requiere?, ¿cómo podemos aplicar el coaching al liderazgo?.
Es importante diferenciar el empleo profesional del coaching y el tema que nos ocupa, que es la aplicación de las habilidades del coaching como estilo de liderazgo.
¿Nos encontramos ante una nueva concepción de liderazgo?
Es conocida la afirmación de Rallph M. Stogdill: «Existen casi tantas definiciones del liderazgo como personas que han tratado de definir el concepto.” Pero en este caso, el liderazgo es tratado de una forma muy consecuente con la propia esencia de la persona, en la que se interrelacionan las actitudes, las emociones y el comportamiento.
Algunos de los males que afectan negativamente al desarrollo de las empresas son: el autoritarismo, el estrés, la despersonalización, la desesperanza y las prisas. Estos males pueden indicarnos algunas pautas de actuación para establecer unas líneas de acción preventivas que tengan en cuenta las particularidades de cada organización.
En este contexto, se habla cada vez más de nuevos estilos de liderazgo que superan los tradicionales esquemas del carisma y el innatismo.
Estas nuevas tendencias de liderazgo pasan por el coaching, la gestión por competencias y el trabajo en equipo, dentro de una estructura menos jerarquizada, más horizontal. Se admite, además, que a liderar; se aprende. Esto genera unos requerimientos personales, tanto en los líderes como en sus colaboradores, que implican entre otras capacidades: iniciativa, proactividad, creatividad, flexibilidad, etc.
La búsqueda de nuevos procedimientos y estrategias para simultanear la mejora del rendimiento, productividad y clima laboral es constante. En este sentido, se van implementando diversas fórmulas de gestión de personas, conciliación, incentivos, comunicación y formación, que consiguen mejoras parciales.
No hace falta ser un experto para saber que la clave fundamental del buen funcionamiento de las organizaciones es la calidad y la implicación de las personas. En esta línea es donde se enmarca la utilización de la metodología del coaching en el liderazgo.
Respecto a lo que buscan los empleados en una empresa, Ken Blanchard, mundialmente conocido por su teoría del liderazgo situacional, apunta dos cuestiones que en la actualidad parecen interesar bastante a los empleados: la honestidad de la empresa, es decir que nos les engañen, y por otra parte, la oportunidad de formarse y adquirir experiencia y habilidades que les puedan servir en el presente y en el futuro.
También lo que piden los directivos a sus colaboradores ha evolucionado. El mismo autor nos dice que consultados altos directivos a nivel mundial, la respuesta más frecuente fue: “Quiero gente que solucione problemas y esté dispuesta a tomar la iniciativa. Quiero que las personas que trabajen para mí actúen como si fueran los dueños de la empresa”.
En GA Consultores entendemos la conveniencia de tener un alto grado de habilidades de coaching para dar respuesta a estas necesidades.
De hecho, en publicaciones recientes de diversas escuelas de negocios, se hace referencia a la mejora personal dentro de las competencias directivas más valoradas, y a que un buen líder debe tener una filosofía personal de la vida.
Para ello, se recomienda promover la calidad directiva, facilitando el autoconocimiento y el desarrollo de sus habilidades para comunicar, motivar e implicar a sus equipos en la consecución de resultados.
En esta línea se puede enmarcar lo que hemos denominado: “Estilo de liderazgo tipo coaching” que ofrecemos en nuestros programas de formación para directivos y mandos intermedios.
Eduardo Lázaro Ezquerra
Ga Consultores