El papel de la responsabilidad individual en el desempeño profesional.
Hace tiempo, me vi en la tesitura de explicar a mis hijos pequeños por qué no se deben tirar papeles al suelo. Ante la pregunta, inventé un pequeño cuento que os voy a resumir:
Manolito “el cochino” era un niño muy maleducado que tiraba siempre los papeles al suelo, los pañuelos sucios, los envoltorios de los caramelos, etc.
A consecuencia de sus malas acciones las flores de su pueblo dejaron de florecer, y los árboles perdieron las hojas. El niño no relacionaba aquello con su mala conducta, por ello reiteraba en la misma.
Hasta que un día sorprendido de ver que la primavera regresaba, pero las flores no, habló con la única de las flores que pudo encontrar. Pequeñita y arrugada, la flor explicó al niño el porqué de la desaparición de la primavera, y Manolito, impresionado, corrigió aquella actitud tan reprochable.”
Debo reconocer que el cuento surtió efecto y adoctrinó a mis hijos, hasta tal punto “impresionados” que comenzaron a echar la culpa de TODO a Manolito, al que utilizaban de testaferro a placer.
Y con este preámbulo, vengo a hablaros de la responsabilidad en el marco del desempeño profesional. Pero no de la RSC de la organización, sino de la responsabilidad individual de cada uno de sus miembros en el desempeño diario.
Asumir responsabilidades, en el sentido más peyorativo, que es el caso de asumirlas en caso de error, es un ejercicio sano y que debemos practicar:
– Buscar “cabezas de turco” o responsables fuera de uno mismo por defecto no es un ejercicio sano. Va en contra de la autocrítica que tanto puede hacernos crecer.
– La asunción de la parte de responsabilidad que nos toca, en el caso de trabajar en equipo, refuerza el sentimiento de unión.
– En el caso concreto de los jefes de equipo, este ejercicio, eleva la valoración que el resto hace de él y sus capacidades, por decirlo de algún modo, lo “humaniza”.
– Asumir errores como propios, como parte del proceso de aprendizaje ENSAYO-ERROR, que tantos éxitos ha proporcionado al mundo científico, nos ayuda a conocer nuestros propios límites y por tanto a auto-explorarnos.
Por último, decir con todo esto, que obviamente, debe evitarse la comisión de errores, en orden a la mejora continua, pero que una vez acontecidos, asumirlos, es una oportunidad para aprender y analizar procesos de cualquier índole.
Ainara Ruiz Olavarria. Socia Fundadora de G.a. Consultores